Por Juan Tomás Valenzuela
En la Dirección de Aduanas
había tanta mala fé,
que se bebían el café
de la forma más profana.
Un sorbito en las mañanas,
podía costarle al Estado,
lo que cuesta en un colmado
una libra de jamón,
porque con la corrupción,
todo estaba dispendiado.
El truco de los palitos
que se usó en las elecciones,
en aduana, estos guasones,
lo rearmaron igualito.
Sanz Lovatón, pegó el grito
cuando supo que a un café,
tan solo para mové
su exquisito contenido,
Ramírez, había invertido
más que Fefita, en ferré.
Enrique, se había gastado
en servilleta y palitos,
un importante chenchito
de los fondos del Estado.
Y ahora Sanz, malhumorado,
ante este hecho inaudito,
denuncia que este calvito
que antecedió su gestión,
administró esa cuestión
cuál si fuera un barrilito.
Lo cierto es que el PLD
no tiene perdón divino,
porque ni Sanz, ni Antolino,
ni el mismito Luis Valdez,
han podido comprendé
como es que un santo varón,
podría salir tan ladrón
que ni siquiera un palito,
se les salve a este corito
del ungido y de Rondón.
Juan de los Palotes
15 septiembre 2020